miércoles, 18 de noviembre de 2009

LA PARÁBOLA DE LOS TALENTOS

MATEO 25, 14-30

Jesús, nuestro Señor nos ha entregado a cada uno de nosotros talentos, cualidades, aptitudes, capacidades para cultivar y usar, pero también cuidar mientras ÉL regresa. Hace más de 2000 años que Jesús emprendió su viaje, no sabemos cuando volverá, pero sí que sabemos que puede ser en cualquier momento.
Nosotros como siervos suyos, tenemos que cuidar de lo que puso en nuestras manos. Nuestro Señor desea que los talentos que nos ha dado sean multiplicados, y que cuando nos pida cuentas, salgan favorables para su reino.
La pregunta del padre Antonio es: ¿ Ya multiplicamos los talentos que nos han dado?

Si ya los multiplicamos, felicidades: somos realmente siervos fieles; si nó, no lo hemos hecho, entonces ¿ Qué esperamos para empezar?, no podemos esperar hasta el último momento para empezar a hacer nuestra labor. Ni el banco dá intereses cuando no le damos tiempo suficiente o no depositamos en él nuestro dinero.
A todos se nos ha dado talentos según nuestra capacidad.
¿No sabemos cómo usarlos?
Pongámonos en oración para que El Señor nos indique la mejor manera de utilizar esos talentos.
¿No sabemos qué talentos tenemos?
Seguramente los podremos encontrar realizando las cosas que más nos gusten y las que sepamos hacer mejor, es ahí donde están esos talentos escondidos.
Ayudemos a nuestros hermanos, prediquemos el evangelio, participemos en algún proyecto social,... No faltan lugares en los que se requieran de los talentos de un cristiano dispuesto.
Recordemos que hace unos días vimos una higuera que no dió fruto, fue cortada y lanzada al fuego. No permitamos que nos pase algo igual.
Hoy, pues, en nuestra sesión, comentando una de las parábolas más oídas y comprendidas, podemos fructificar nuestros talentos, en nosotros está que los realicemos.
Propongámonos hacerlo.

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